Funcionarios de EE. UU. y otros países informaron que Israel insertó pequeñas cantidades de explosivos en dispositivos de localización que Hizbulá había encargado a una empresa taiwanesa. La operación se llevó a cabo el martes, cuando Israel ocultó material explosivo en un nuevo lote de buscapersonas fabricados en Taiwán, que fueron importados a Líbano.
Los dispositivos, conocidos como pagers, fueron manipulados antes de su llegada a Líbano. La mayoría eran del modelo AR924 de Gold Apollo, aunque también incluían otros tres modelos.
Se indicó que los explosivos, con un peso de 28 a 56 gramos, estaban colocados junto a las baterías de los localizadores, además de contar con un interruptor que podía activarse de forma remota. A las 3:30 p.m. hora de Líbano, los buscapersonas recibieron un mensaje que parecía provenir de los líderes de Hizbulá, lo que provocó la detonación. Según el ministro de Sanidad libanés, al menos 11 personas fallecieron y más de 2,700 resultaron heridas.
Los dispositivos estaban programados para sonar unos segundos antes de explotar. Los funcionarios que compartieron esta información lo hicieron bajo condición de anonimato por la delicadeza del asunto.
Hizbulá ha acusado a Israel de llevar a cabo el ataque, pero ha ofrecido pocos detalles sobre lo ocurrido. Israel no ha confirmado ni reivindicado la acción.
El miércoles, Gold Apollo intentó desvincularse del ataque, afirmando que los dispositivos utilizados fueron fabricados por otra compañía, BAC Consulting, que operaba bajo licencia. No se pudo contactar a BAC de inmediato.
Expertos en ciberseguridad analizaron las imágenes de las explosiones y concluyeron que la magnitud de las detonaciones no podía atribuirse únicamente a las baterías. Mikko Hypponen, investigador de WithSecure, destacó que la fuerza de las explosiones indicaba el uso de material explosivo.
Keren Elazari, analista de ciberseguridad, comentó que los ataques apuntaron a las vulnerabilidades de Hizbulá. A principios de año, el líder de Hizbulá, Hassan Nasrallah, había limitado el uso de teléfonos móviles, considerándolos cada vez más susceptibles a la vigilancia israelí.
Se mencionó que Hizbulá había encargado más de 3,000 buscapersonas a Gold Apollo, distribuyéndolos entre sus miembros en Líbano, así como a aliados en Irán y Siria. El ataque impactó a los dispositivos que estaban activos y recibiendo mensajes, aunque aún no se sabe cuándo se realizaron los pedidos y cuándo llegaron a Líbano.